Espacio reservado para el título del blog

Esto es un sitio donde dar salida a todas las pajas mentales que tengo en la cabeza y que escribirlas en un papel sería perder el tiempo
(mucho peor perdido que en este antro)

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Después de estar releyendo entradas y volver a leer la de los "Pequeños placeres de la vida que pasan inadvertidos", he decidido hacer la entrada contraria. "Pequeñas cosas que hacen que nos decepcionemos".

Empezando por la más cabrona:

Decepción #1: Ir al supermercado, ver algo que solías comer de pequeño (por ejemplo los Petit Suisse), ilusionarte al recordar el increíble sabor que tenían cuando los comías, y darte cuenta de que ahora saben horrorosos.

Esa alegría que recorre todo tu cuerpo, imaginando qué bueno estará, llegas a casa, cenas todo lo rápido que puedes para preparar "el ritual Petit Suisse", te acomodas, preparas una película, desenfundas tu cuchara, pidiendo perdón al envase la clavas hasta el fondo, coges una cucharada y te la llevas a la boca y justo en ese preciso instante, en todo tu vecindario se escucha: "¿PERO QUÉ MIERDA ES ESTA?". Aparte que ahora se llaman Danonino y tienen a un tontolaba como mascota, que no se sabe exactamente qué es ni para qué sirve. Por no hablar de la "variedad". Antiguamente, querías un petit suisse y eran de fresa. De fresa y punto. Luego empezaron a salir de plátano, y lo que es peor, fresa y plátano a la vez, que no sabes si lo que te estás comiendo sabe a fresa a plátano o a qué. Ahora tienes que si los Danonino Maxi, que si naturales, fresa, plátano, macedonia, melocotón... Ya no saben qué inventar... Si se centraran en recuperar el antiguo sabor de Petit Suisse, no tendrían que sacarse sabores de la manga para que las madres lo compraran.

Decepción #2: Cuando ves que una persona a la que apreciabas un montón, en realidad no es más que un hijo de la gran puta con una máscara.

Todo este tiempo poniendo la mano en el fuego que esa persona era una santa, que incluso te dejas de hablar con otras personas porque te están intentando decir cómo es esa persona en realidad, y luego vas y lo descubres por ti mismo. Me pasó con un profesor de matemáticas. Lo tenía como mi ídolo. Por aquél entonces yo adoraba las matemáticas, y él y su mujer eran profesores en el mismo instituto. Le tenía tanto aprecio a él, como a su mujer. Los mejores profesores de matemáticas que había tenido hasta la fecha. Se empezaron a escuchar rumores de que el profesor se tiraba a una de las alumnas en el aula de informática. Yo dije que eso eran gilipolleces, hasta que bajaba con mi moto, todo contento, y les vi agarrados de la mano morreándose. Desde ese momento no volví a dirigirle la palabra.

Decepción #3: Toda tu vida haciendo algo, y cuando realmente necesitas que ese algo te salga bien, va y te sale de la peor manera que podía salir.

Llamémoslo nervios, llamémoslo demasiada confianza en que va a salir bien, llamémoslo como queramos. Aprendí a hacer risottos, según una receta italiana. Hice muchos para comérmelos yo solo y estaban geniales (al menos, para mi gusto). Cuando fui a ver a mi madre y quise enseñarle a hacerlo, me salió el peor risotto que pudiera hacer jamás. También cuando consigues un logro (como aprender a montar en bici). Te sale la primera vez, llamas a tu madre para que te mire, y te metes la hostia de tu vida. Y también pasa con muchísimas cosas, y te sientes como el culo cuando pasa.

Decepción #4: Cuando tus padres te dicen que no existe ni papá noel, ni los reyes magos, ni el ratoncito Pérez ni la madre que los trajo.

Yo me acuerdo perfectamente del día en que mi madre me dijo que los reyes magos eran los padres. Era un día de invierno, y yo iba a natación (piscina climatizada, para los que no os cuadren las cosas). Estaba en el coche con mi madre, y por lo visto le estaba dando mucho la brasa con los regalos que me habían traído los reyes (que si me gustaban mucho, que si el año que viene deberíamos dejar más galletas, etc.). Que para colmo, eso, las galletas. Dejas tus galletas preferidas, las que no darías un trozo a nadie por nada del mundo, tus "galletas sagradas que no debería tocar ni Dios", para que luego resulte que tus padres las tiren, o mucho peor, se las coman ellos. Mi madre, se ve que se hartó y me lo soltó. Quedé traumatizado esa tarde. A eso hay que juntarle que siempre he tenido miedo de bucear. Jamás conseguí hacer una piscina entera buceando (nadar, todo lo que quisieras, a bucear, le tengo como pánico). El profesor, cuando fui a subir a por aire, antes de que pudiera sacar la cabeza me la hundió con la mano y me hizo acabar la piscina. Casi me da un infarto ahí mismo. Ese mismo día dejé la natación. El profesor se excusó diciendo que había un chaval menor que yo que se hacía tres piscinas. Volviendo al tema, le estoy agradecido a mi madre por habérmelo dicho ella. Prefiero eso que no enterarme por los compañeros de colegio. Eran tan crueles, que hubiera acabado más traumatizado de lo que acabé, y hubiera acabado siendo el hazmerreír de todos. (Aquello sí que era bulling, no lo que ahora hacen los niñatos en las aulas).

Decepción #5: Ver cómo una persona se echa a perder, intentas hacer algo por remediarlo y esa persona no hace más que pasar de ti.

Gente que necesita ayuda, que tú le ofreces ayuda, y no sólo se niegan a aceptarla, sino que encima creen que tú eres el malo de la película por intentar ayudar.

Decepción #6: Poner todo tu empeño en algo, y que pase desapercibido.

Esforzarte al máximo para poder sacar eso adelante, y darte cuenta de que todo lo que has hecho ha sido para nada. Te dan ganas de mandarlo todo al carajo y no volver a intentar nada nunca más.

Decepción #7: Ver cómo alguien que ha hecho algo realmente malo, que no merece ver la luz del sol nunca más en la vida, sigue a sus anchas por donde le place.

No me refiero sólo a que algunos criminales andan sueltos por la calle. Se atribuye también a gente que se ha portado realmente mal contigo y no reciben su merecido nunca. Gente que siempre se porta mal, que nunca hacen nada bueno, pero en cambio a ellos jamás les pasa nada malo, y parece que no les vaya a pasar nunca. Cuatro gilipollas que se emborrachan cada sábado y cogen el coche en un estado penosísimo, y que siguen haciéndolo, que jamás tienen un accidente y jamás les pasa nunca nada al volante. Luego va alguien que tiene un poco de prisa porque llega tarde a un evento importante, pisa un poco más de la cuenta el acelerador y ahí lo tienes, KO. Después de eso te dan ganas de coger el coche sólo después de haberte tomado media botella de wisky, para que a ti tampoco te pase nada.

Decepción #8: Dormir en pareja.

Siempre ha sido un concepto "ultra-bonito". Que si abrazos, que si la última cosa que ves al acostarte es al la persona que quieres, y también la primera cosa que ves al levantarte, y todo un largo etc. Pero detrás de eso está la cruda realidad: una de las dos partes ronca y no deja dormir a la otra, una persona quiere dormir abrazada a la otra, y eso limita sus movimientos porque no quieres moverte, no vaya que la persona que te está abrazando se despierte, la otra persona se mueve, te da un golpe y te despierta sin querer, se levanta a por agua y aunque no encienda la luz hace ruido y te despierta, y un largo etc, que supongo que te acabarás acostumbrando. Pero las primeras noches de dormir en pareja son horribles (incluso llega a extenderse a los primeros meses, y quizá hasta a los primeros años).

Decepción #9: Que por culpa de unos desgraciados irresponsables, no puedas disfrutar de algo.

Ir a un sitio que tú creías "virgen", donde los coches no pueden llegar, sólo puedes llegar andando, recordarlo como algo muy bonito, llegar allí y encontrarte quilos y quilos de mierda de botellones metida en bolsas de basura y esparcidas por todo el lugar. O ir a un sitio que te gustaba, y ver que hay pintadas que ponen "VIVA LA FARLOPA", "EL JOHNNY CAGÓ AQUÍ", "AQUÍ PERDÍ LA VIRGINIDAD A LOS 11 AÑOS", y un largo etc.

Decepción #10: Comprarte algo, ir a estrenarlo con toda la ilusión del mundo, y que seas el jodido capullo al que le toca el único ejemplar de toda la tienda que viene defectuoso.

Compra de última hora, ya cierran la tienda, vas a casa, enchufas tu nuevo aparato, vas a probarlo y... "voilà" no funciona. Si no fuera porque hay que devolverlo entero para que te lo cambien por otro... lo harías añicos. Y para colmo tienes que esperar a mañana para devolverlo... Y eso cuando no lo compras a "San Tomar por Culo" y tienes que pegarte un señor viaje de vuelta.

Debo estar un poco oxidado, porque he pensado en posibles decepciones, para más o menos poner el mismo número que "pequeños placeres", pero no me sale ninguna más. De hecho, hay algunas con poca "chicha". Supongo que eso es algo bueno, ya que significa que en mi vida pasan más "pequeños placeres" que decepciones. Y... No es que sea un gran entendido en la materia, pero creo que eso es algo bueno. :D

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